Nota: esta historia no la hemos escrito nosotras, sino una amiga nuestra que nos ha dado permiso para publicarla ^^ Contiene BL y un poco de GL.
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Yo, asombrado, intentaba que mi amigo despertara.
— ¡Dylan, tío, despierta! ¡Dylan, Dylan, Dylaaaaan!
— ¿Qué pasa? ¿Por qué chillas?
Él
con la sabana, tapándose sólo de cintura para abajo, se miró, me miró y
preguntó:
— Gabriel, ¿qué hacemos juntos en la misma cama y medio
desnudos?
Dylan,
con una mano en la cabeza, se sentó en la cama y dijo:
— Espero que no nos echaran nada en la bebida, que a mí
me sienta fatal. ¿Hicimos algo?
— ¡Me parece que no, pero no me acuerdo!
Me
levanté y me vestí. En cuanto acabé, empezó a vestirse él.
Nos
fuimos al comedor. Yo me senté en el sofá y Dylan fue a por dos tazas de café.
Yo empecé a mirar los mensajes de mi
móvil y vi uno que era de un número privado. Lo abrí y resultaba ser una foto
en la cual salíamos Dylan y yo besándonos. Llamé a Dylan, le enseñé la foto, se
sentó a mi lado en el sofá y dijo:
— Creía que no habíamos hecho nada, pero
esto es demasiado fuerte… ¿Nos estamos besando? Pero que yo no soy gay.
— Dylan, yo tampoco soy gay, también me he
quedado flipando con la foto; pero si es lo que pasó, hay que actuar con
normalidad.
Dylan
y yo nos fuimos al instituto y, luego, a las clases. Yo no me podía concentrar
en atender a lo que decían, porque por mi cabeza pasaban cosas. No dejaba de
pensar que Dylan podría besar bien, que era muy guapo, que si el sentiría lo mismo
por mí… Cosas así. Me sentía muy estúpido.
Llegó
la hora del recreo. Fui con mi mejor amiga Annie y le expliqué que pasó una
cosa y que ahora me sentía atraído por Dylan. Ella empezó a reírse y me dijo
entre risas:
— Gabriel, jajaja, esto es muy fuerte,
jajaja… ¿Por Dylan? Jajaja, ¿en serio? Jajaja…
— Sí, Annie, me gusta Dylan. Yo siempre
diciendo que soy heterosexual y ahora estoy empezando a sentir atracción por
él. ¿No crees que se lo tendría que decir a él?
— Sí te soy sincera, decírselo será lo
peor que puedes hacer.
— Pero si no se lo digo creo que
reventaré. ¿Tú has visto a Dylan? Es rubio, ojos verdes y está cañón…
— Mira, Gabri, yo no soy muy experta en
chicos pero sí que lo soy en temas homosexuales, así que yo esperaría a
decírselo.
— Pero, Annie…
Pasó
Dylan por delante y me saludó, entonces yo miré a Annie y le dije:
— Me encanta cuando me habla, me gustaría
volver a besar esos labios, y…
Annie
me pellizcó y me dijo que me centrara. La hora del recreo se acabó. Nos fuimos
a clase Annie y yo y seguíamos hablando de otras cosas. Tenía clase con Dylan.
Él, como no tenía el libro, se sentó a mi lado. Yo me puse muy nervioso y él me
preguntó:
— Gabriel, ¿qué te pasa? Llevas todo el
día muy raro.
— Dylan, no me pasa nada, tranquilo.
Se
acabó la clase y Dylan me dijo que me llamaría por la tarde para ir a algún
sitio.
Yo,
al llegar a casa, comí. Al acabar, me senté a esperar la llamada de Dylan.
Eran
ya las seis y Dylan llamó, pero me dijo que ya era muy tarde y que mañana
iríamos al cine.
Al
día siguiente, un sábado, por la mañana Dylan me llamó para ir al cine a ver la
película «Intocable».
Llegamos
al cine, entramos en la sala, empezó la película y, sin pensar, besé a Dylan.
Él, chillando, me preguntó:
— Gabri, tío, somos amigos, ¿pero y
esto? ¿Qué te pasa? ¿Por qué me has besado?
— Dylan, te tengo que contar algo.
Anda, siéntate y tranquilízate.
Dylan
se sentó y yo le expliqué:
— Lo que tengo que contarte es que,
desde esa noche, no he dejado de pensar y… Dylan, tío, soy gay y me gustas.
— ¿Pero cómo…? ¿Qué me estás contando?
Tío, que tú no puedes ser gay.
— ¿Por qué no?
— Pues porque eres moreno, ojos verdes
y has tenido novia.
— ¿Y eso qué más da?
Dylan
bebió agua y me preguntó:
— ¿Y el primer chico que te ha gustado
soy yo?
— Sí, Dylan, eres tú.
Dylan
y yo acabamos de ver la película y nos fuimos al parque para que hablaramos de
lo que había pasado en el cine. Estuvimos un rato y yo intenté volver a besarle.
Él se apartó y nos fuimos a casa. Yo empecé a hacer deberes sin dejar de pensar
en él y al cabo de un rato recibí un mensaje suyo al móvil en el que ponía: «Gabri, tengo que hablar contigo» y yo le
envié uno diciéndole que hablaríamos el lunes en el instituto».
Al
llegar el lunes, Dylan y yo nos pusimos a hablar y él me dijo que tenía ganas
de besarme y nos besamos. Annie, al vernos besándonos, nos hizo una foto.
Dylan,
Annie y yo nos fuimos a clase. El profesor de esa hora no vino, así que Annie
nos preguntó si Dylan y yo íbamos en serio. Yo contesté que no lo sabía, pero
Dylan dijo que sí y me volvió a besar. Entonces, embobado, le pregunté a Annie
si ella tenía novia y nos presentó a Sandy. A la media hora de clase me puse a
hablar con Annie.
— Ya sé que dijiste que me esperara,
pero en el cine no pude resistirme y le besé.
— Pero, tío… ¿A qué esperabas para decirme que
estabais juntos?
— Pues no sé, a hoy.
— Jeje — Se río ella.
Annie
y yo volvimos con Dylan y Sandy, y yo le dije a Dylan:
— Te quiero mucho, y espero que estemos
juntos mucho tiempo.
— Yo también te quiero, Gabri, y
también espero eso.
Dylan
y yo nos besamos y Annie y Sandy también, y todos nuestros compañeros de clase
se pusieron a aplaudir y a decir: «¡Ohh!
¡Qué bonito!».
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